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El español casi desconocido que forjó un imperio

 07 mayo, 2023

Fernando Prieto Arellano

Madrid, 7 may (EFE).- Creció a la sombra gigantesca de sus abuelos Fernando el Católico y Maximiliano de Habsburgo; vivió oscurecido por la pujanza de su hermano Carlos V. Fue rey de Bohemia y forjó un imperio plurinacional que duró cuatro siglos. Sin embargo, Fernando I es un español casi desconocido en sus dos patrias.

Quizá sea ahora el momento de arrojar luz sobre una figura histórica determinante en la concepción de Europa y para ello el periodista Gustavo Monge, corresponsal de EFE en Praga, ha escrito “Fernando I. Un advenedizo español en la corte bohemia” (Mascarón de proa), que acaba de publicarse.

En su libro Monge describe toda esa trayectoria vital y política de Fernando I, que como dice el autor a EFE, ha pasado prácticamente inadvertida, muy en particular para la historiografía de la República Checa, heredera de la antigua Bohemia.

“Ha habido un desinterés por la figura de Fernando por parte de la historiografía checa, que se ha ocupado mucho más de los Habsburgo que vinieron después”, señala Monge.

En apenas 150 páginas, Monge hace un acercamiento a la persona y la figura de Fernando, hermano menor de Carlos, con quien se podría decir que tuvo mucho en común y a quienes la razón de estado lanzó por caminos diversos, contrapuestos a veces, y les hizo sentir de lleno las paradojas del destino.

Carlos nació en Gante en 1500 y no llegó a España hasta 1517, ya como rey tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico y sin hablar ni una palabra de castellano pues sus lenguas habituales eran el alemán y el francés.

Fernando nació en Alcalá de Henares en 1503, su lengua materna era el castellano y en 1518, y sin saber ni una palabra de francés ni de alemán, se ve obligado por razones políticas a viajar a Flandes, donde permaneció varios años hasta que fue enviado a Austria, ya con el título de archiduque.

Comenzaba un largo periplo y un no menos largo aprendizaje como “vicario imperial” de su hermano que acabaría llevando a Fernando hasta las tierras de Bohemia, cuya corona asumiría en 1526.

Durante varias décadas Fernando desempeñó un papel fundamental en la consolidación del imperio en Europa central, del este y en los Balcanes, hasta que en 1556, tras la abdicación de Carlos de la corona de España y de la del Sacro Imperio, accede de manera efectiva al trono imperial hasta su muerte en 1564.

Y ese Sacro Imperio, ya consolidado en la persona de Fernando I, va a ir perfeccionándose, expandiéndose y con sucesivas denominaciones -Imperio austriaco y finalmente Imperio austro-húngaro- va existir hasta 1918, cuando desaparece con la derrota sufrida en la I Guerra Mundial.

De ese imperio multinacional, plurilingüe y multiétnico surgirían a partir de 1918 nuevos estados nacionales como Austria, Hungría, la entonces Checoslovaquia o lo que luego se conoció como Yugoslavia, algunos de ellos unidos con pinzas y otros cimentados sobre un nacionalismo no exento de ramalazos irredentistas que les llevó a hacer tabla rasa del pasado.

“Los historiadores checos tampoco tienen interés en hablar muy bien de la monarquía, quizá como una seña de identidad nacional, pues a fin de cuentas son países que se desgajaron del Imperio austro-húngaro, aunque los historiadores modernos, sí se dan cuenta de los hitos que marcó Fernando en estas tierras, como la paz, el diálogo, la búsqueda y el afianzamiento de la cultura renacentista y sus consecuencias en todos los niveles”, afirma Monge.

“Me interesaba resolver el enigma de por qué fue tan ignorado, no digo maltratado, pero sí ignorado por la historia”, señala el autor, quien para su investigación ha explorado a fondo, entre otros, los documentos y legajos que se conservan sobre Fernando en el Archivo de Simancas, en particular su correspondencia privada.

En definitiva, sostiene Monge, Fernando I “es un ejemplo de lo que España ha dado al mundo, es alguien para sentirse orgulloso; autor y fundador de un imperio, que llama la atención por lo que dura y lo que supone: una miríada de gentes, etnias culturas y religiones, que convivieron razonablemente bien” durante cuatro siglos. EFE

fpa/amg