Nueva Delhi, 27 abr (EFE).- La guerrilla maoista empleó unos 50 kilos de explosivos para efectuar el atentado que acabó ayer con la vida de 10 militares y su conductor en el este de la India cuando los oficiales volvían de una misión contra la insurgencia naxalita, como se conoce localmente a los maoístas.

La fuerza de la explosión propició que el vehículo donde viajaban los once fallecidos volase por los aires y acabase a unos cien metros de distancia del lugar donde los insurgentes habían situado previamente el artefacto explosivo, según informó uno de los miembros del convoy a la televisión india NDTV.

La caravana, compuesta por unos seis o siete vehículos y unos setenta efectivos de la Guardia de Reserva del Distrito (DRG, en inglés), atravesaba una zona densamente boscosa del distrito de Dantewada, en el estado de Chhattisgarh, cuando se produjo la detonación, que dio paso a un breve tiroteo entre miembros de la guerrilla maoista y las fuerzas de seguridad, agregó la fuente.

La carretera ya había sido previamente identificada por las autoridades como un punto caliente de posibles emboscadas, por lo que habitualmente los vehículos trataban de pasar por ella a gran velocidad para evitar ataques.

Pero la posible presencia de niños en los alrededores, debido a la celebración de un festival en una aldea próxima, ocasionó que el convoy redujese significativamente la marcha en esta ocasión, según indicó el policía.

Las fuerzas de seguridad volvían de una misión contra la insurgencia naxalita, que iniciaron un día antes tras recibir información sobre la presencia de altos cargos de este movimiento, precisó ayer el jefe de Gobierno de Chhattisgarh, Bhupesh Baghel, en un comunicado.

Según Baghel, este ataque «estratégico» fue una forma de registrar su presencia en la región, después de que las fuerzas de seguridad les hayan ido ganando terreno en los últimos años.

En noviembre de 2021, las fuerzas de seguridad abatieron a un alto comandante maoísta y otros 25 militantes rebeldes en una masiva operación policial contra ese movimiento en el estado de Maharashtra, con el que la «columna vertebral» de los naxalitas fue destruida, según las autoridades.

El movimiento naxalita, denominado así porque nació tras una revuelta en la aldea bengalí de Naxalbari en 1967, busca imponer una revolución agraria de corte maoísta y continúa activa tras medio siglo de operaciones sobre todo en el llamado «cinturón rojo», una franja de territorio que recorre el centro y el este de la India.

Según datos del Portal de Terrorismo del Sur de Asia, en lo que va de año se han producido 42 muertes en incidentes relacionados con los maoístas (20 de ellos civiles, 9 miembros de las fuerzas de seguridad y 13 guerrilleros), frente a las 135 de 2022 y 237 de 2021.

En total, la insurgencia ha causado alrededor de 12.000 muertos en la India, en su mayoría civiles, durante las últimas décadas y los maoístas fueron declarados como la principal amenaza para la seguridad interna, si bien ha ido perdiendo fuerza en los últimos años. EFE

hbc/igr/rml