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Un mural en las calles de Nairobi como puente entre Ucrania y Kenia

 17 marzo, 2023

Nairobi, 17 mar (EFE).- Dos enormes manos, negra y blanca, de las que se desprenden una bandera keniana y otra ucraniana, presiden un gran mural inaugurado este jueves en Nairobi, una obra de arte colaborativa que busca ser puente entre ambos pueblos y despertar la solidaridad del país africano frente a la invasión rusa.

«La diplomacia cultural abre la puerta a información (para la sociedad keniana) y con los instrumentos del arte estamos construyendo ese diálogo internacional que no necesita traducción», explica a Efe Katya Taylor, comisaria del proyecto.

El inmenso mural, un tríptico que cubre una pared de más de 800 metros cuadrados en pleno centro de la capital keniana, es la quinta de cinco obras situadas en cinco ciudades del mundo diferentes y surgidas de la colaboración entre artistas ucranianos y de otros países.

Se trata del proyecto «The Wall» (El Muro), impulsado por el Instituto Ucraniano, un organismo público afiliado al Ministerio de Asuntos Exteriores de Kiev, e implementado por la agencia de desarrollo cultural Port.

UN PASADO COLONIAL

Las dos manos, entrelazadas, se alzan sobre unas cadenas rotas, símbolo de uno de los elementos históricos que comparten Kenia y Ucrania, según los artistas: su experiencia colonial.

«También hemos experimentado un pasado colonial. La prueba es que hablo ruso», señala el artista Nikita Kravtsov, originario de la península ucraniana de Crimea, cuya anexión por Rusia en 2014 desató la crisis que desembocó el 24 de febrero del año pasado en la invasión de Ucrania por parte de Moscú.

Kravstov trabajó durante días junto con su paisano y colega Andrii Kovtun y el artista keniano Eliamin Ink para desarrollar una obra inspirada en el estilo de la propaganda utilizada durante la Segunda Guerra Mundial: con trazo grueso, colores vivos y una cierta apariencia de cómic.

«Los pueblos keniano y ucraniano no podían utilizar su libertad de expresión y ahora finalmente podemos, nuestras voces son escuchadas», añade Taylor, en referencia al dominio del Imperio Ruso a partir del siglo XVII sobre grandes áreas de lo que es actualmente Ucrania, que más tarde formaría parte de la Unión Soviética.

Kenia, por su lado, logró la independencia en 1963 tras más de cuatro décadas bajo el poder colonial británico.

TRIGO Y CAFÉ

A la izquierda de la ilustración central, dos cigüeñas blancas, una ave con una gran importancia cultural en Ucrania, y un flamenco, pájaro habitual en los lagos africanos, sobrevuelan un dibujo de África bajo la atenta mirada de una niña ucraniana y un niño keniano.

Mientras, en el lado derecho del mural, un enorme navío parece arribar a la costa keniana, bañada por el océano Índico, trayendo con él sacos de trigo y café.

Si Kenia es uno de los principales exportadores de café de África, Ucrania y Rusa eran considerados, por su lado, los graneros del mundo y constituían la principal fuente de trigo o maíz para muchos países africanos, que vieron sus suministros fuertemente afectados por el conflicto.

Por ejemplo, según un estudio publicado en marzo del año pasado por la Agencia de la ONU para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Kenia dependía en más de un 40 % de esos dos países para sus importaciones de trigo y Somalia casi el 100 %.

A ese vínculo precisamente hace referencia la otra pata del despliegue artístico de The Wall en Nairobi: dos matatus (miniautobuses locales) pintados por los artistas Alina Konyk y Mohamed Kartarchand, ucraniana y keniano respectivamente.

Dos generosas manos llenas de semillas de trigo y un gran ojo coloreado con el rojo, verde y negro de la bandera keniana decoran los dos vehículos y simbolizan, según Kartarchand, tanto el «dar y recibir» entre ambos países como el principal objetivo del proyecto: «que los kenianos sepan lo que está sucediendo».

Después de inaugurar murales en Viena, Berlín, Marsella y Bruselas, Kenia es el primer país del sur global en el que «The Wall» aterriza, un contexto muy diferente en el que las banderas ucranianas y los mensajes de apoyo al país europeo no son tan comunes.

Después de que países africanos como Zimbabue o Etiopía se hayan abstenido en las votaciones promovidas por la ONU para condenar la invasión rusa y frente a la creciente influencia de Moscú en África, el artista Kravtsov considera que obras como esta pueden aportar «equilibrio» al debate público en el continente.

Mientras «los tanques combaten a los tanques y los piratas informáticos a los piratas informáticos», estos artistas libran su propia batalla desde la trinchera del arte. EFE

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