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La pasión de Marion Cotillard como Juana de Arco llena de cine el Teatro Real

 08 junio, 2022

Madrid, 8 jun (EFE).- La hermosa voz de la actriz francesa Marion Cotillard ha clamado esta noche por su inocencia en «Juana de Arco en la Hoguera», un oratorio dramático de 1935 de Arthur Honegger y Paul Claudel que ha llenado de cine el Teatro Real con una poderosa y apolíptica puesta en escena de La Fura dels Baus.

Al estreno de esta coproducción del coliseo madrileño con la Ópera de Frankfurt, que se representará en ocho funciones hasta el 17 de junio, han acudido directores de cine como Pedro Almodóvar, sentado junto a Aitana Sánchez Gijón, y Fernando León de Aranoa, además de cantantes como Víctor Manuel y Ana Belén o actrices como Ángela Molina.

Junto al resto del público, han aplaudido en pie a Cotillard y al resto del elenco tras una representación de algo menos de dos horas.

Vestida con tejanos y camiseta, Cotillard se sitúa en un futuro indeterminado y apocalíptico imaginado por Álex Ollé, de La fura dels Baus, para mostrar la vigencia de las injusticias y la irracionalidad que acabaron con la vida de la joven campesina en el siglo XV.

Cotillard no abandona en ningún momento el escenario en una representación que recrea un mundo sucio, mugriento y sórdido en contraste con la pureza de la joven protagonista y de sus visiones divinas. La actriz interpretó por primera vez este papel en 2005 en Orleans como relevo de su madre, Niseema Theillaud.

«Juana de Arco es alguien que sigue su instinto y eso le llevó a hacer cosas extraordinarias. Tenía una fe más fuerte que las convenciones que ataban a las mujeres. Se quitó las cadenas y salió a hacer lo que quería hacer con una potencia y una fuerza extraordinarias», subrayaba la actriz en la presentación de esta obra.

Además de los papeles hablados de Cotillard y del Padre Dominique (Sébastien Dutrieux), que repasan episodios del pasado de Juana de Arco, son destacadas las actuaciones de la Virgen, Santa Marguerite (las sopranos españolas Sylvia Schwartz y Elena Copons) y Santa Catherine (la mezzosoprano albana Enkelejda Shkoza).

La joven decía que había actuado siguiendo sus voces cuando decidió ponerse al frente de un ejército para liberar Orleans en la Guerra de los Cien Años. Finalmente fue juzgada por herejía y condenada a muerte con 19 años por vestir como un hombre.

La inocencia y fuerza de la doncella de Orleans ha sido decenas de veces llevada al cine por directores como Robert Bresson, Carl Theodor Dreyer o Victor Fleming, que precisamente dirigió a Ingrid Bergman, la primera que representó en España este oratorio dramático en el Liceo de Barcelona.

El maestro Juan Mena ha dirigido la música expresionista y post-wagneriana, mística, el jazz más vulgar y las canciones populares que fueron mezclados por maestría por Honegger en la partitura que compuso en 1935 con libreto del poeta simbolista y católico Paul Claudel. Ha destacado el uso de las ondas martenot, uno de los primeros instrumentos electrónicos inventados.

En 1944 Claudel añadió un prólogo que insertó la obra en el momento histórico de la invasión nazi a Francia.

El coro tiene un especial protagonismo en esta obra -considerada una ópera aunque fue compuesta renegando de este título- y ocupa el escenario. «Es de los mejores coros con los que puedas trabajar en el mundo y es loable que canten lo que cantan con lo que les pido hacer», explicaba en la presentación de la obra Ollé.

Efectivamente, el coro del Teatro Real, dirigido por Andrés Máspero y el de los Pequeños Cantores de la JORCAM han tenido una actuación muy física interpretando al jurado y a las turbas que acabaron condenando a Juana de Arco a morir tras luchar por la unión de Francia.

La obra ha sido precedida en perfecta transición por la cantata «La damoiselle élue» («La doncella bienaventurada»), de Claude Debussy (1862-1918) sobre libreto de Dante Gabriel Rossetti, protagonizada por la soprano Camilla Tilling y la mezzosoprano Enkelejda Shkosa. EFE

met/cd