Diego Vasallo ha publicado este viernes un nuevo disco de estudio bajo el título «Caemos como cae un ángel», que toma el relevo a su último trabajo hasta la fecha, «Las rutas desiertas» (2020), y que lo llevará de gira por España en las próximas semanas.

Se trata de tan solo siete cortes que, como curiosidad, exceden los cinco minutos y llegan en algunos casos hasta los ocho, «una rebelión forzosa en tiempos de consumo rápido», indica su oficina de prensa.

Según la misma, sigue la senda rock que comenzó a trazar con «Baladas para un autorretrato» (2016), con «instrumentacio?n cruda y austera, melodi?as vestidas con sutiles ropajes ele?ctricos y protagonismo absoluto de la voz».

El blues antiguo, el country, el folk, el soul o el jazz son algunos de los géneros colaterales que se injertan en sus nuevas composiciones, a destacar la que lo cierra, «Aquellas calles tuyas», que es un homenaje a su compañero y amigo Rafa Berrio, fallecido en 2020.

Antes de llegar a ella, Vasallo ofrece los temas «Caemos como cae un ángel», «Doce campanadas», «Después de todo», «Rumbo equivocado», «Un metro de nieve» y «Línea directa con tu corazón».

Para presentarlos, el próximo 9 de abril iniciará en Madrid (sala Clamores) una gira que pasará además por San Sebastián (22 de abril, Kutxa Kultur Kluba), Málaga (19 de mayo, Centro Cultural MVA), Granada (20 de mayo, Sala Premier).

Su agenda actual concluye en la localidad asturiana de Carbaio (4 de junio, Curruncho Pop) y, en Cantabria, en Santillana del Mar (18 de junio, como parte de Los Conciertos de la Villa).

Tras su primera etapa musical con el grupo Duncan Dhu, que lo convirtió en una celebridad en los años 80 y al que volvió esporádicamente con posterioridad, Vasallo inició en 1991 su carrera en solitario con su proyecto personal Cabaret Pop y un álbum de título homónimo.

En 1997 comenzaría a presentarse como Diego Vasallo en sus discos, el primero de los cuales (cuarto de su carrera propia) fue titulado «Criaturas». Le seguirían otros como «Canciones de amor desafinado» (2000) o «Los abismos cotidianos» (2005).

Tras probar con diversos estilos musicales, a menudo en frecuencias intimistas como «Canciones en ruinas» (2010), este disco representó el final de aquella. Después, transcurrieron seis años hasta su siguiente álbum, el citado «Baladas para un autorretrato», con el que regresó a la senda del rock.