El Liceu amplía su base de datos con información, imágenes y programas desde 1936
 17 enero, 2022
17 ene (EFE).- El Gran Teatre del Liceu ha ampliado la base de datos que documenta su propia historia con fotografías, programas de mano e información artística de óperas, ballets y conciertos de los últimos 80 años, desde el fin de la Guerra Civil hasta la temporada actual.
El coso operístico ha informado de que, desde ahora y hasta la celebración de su 175 aniversario, que se conmemora en abril de 2022, se irán abriendo de forma gradual el resto de temporadas por tramos, hasta llegar a publicar todo el legado artístico y cultural desde su inauguración en 1847.
La parte del fondo histórico que ha abierto ahora comprende desde la primavera de 1939 hasta la temporada operística de 1980-1981, de manera que los usuarios podrán consultar centenares de fotografías, programas de mano e información relacionada con dicho período.
El Teatro perduró en manos de la Sociedad del Gran Teatro del Liceu hasta el estallido de la Guerra Civil, cuando fue nacionalizado por la Generalitat y no fue hasta 1980, con la muerte del último empresario, Joan Antoni Pàmias, cuando las administraciones catalanas crearon el Consorcio que lo gestiona.
Actualmente lo integran el gobierno catalán, el Ayuntamiento de Barcelona, la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, la Diputación y el Ministerio de Cultura.
En esos fondos históricos se explica que en los años 40 se fijó la estructura de los espectáculos en una temporada de invierno con ópera, una de cuaresma, con conciertos, y una de primavera, con ballet.
El Gran Teatre del Liceu ha ampliado la base de datos que documenta su propia historia con fotografías, programas de mano e información artística de óperas, ballets y conciertos de los últimos 80 años, desde el fin de la Guerra Civil hasta la temporada actual.
El coso operístico ha informado de que, desde ahora y hasta la celebración de su 175 aniversario, que se conmemora en abril de 2022, se irán abriendo de forma gradual el resto de temporadas por tramos, hasta llegar a publicar todo el legado artístico y cultural desde su inauguración en 1847.
La parte del fondo histórico que ha abierto ahora comprende desde la primavera de 1939 hasta la temporada operística de 1980-1981, de manera que los usuarios podrán consultar centenares de fotografías, programas de mano e información relacionada con dicho período.
El Teatro perduró en manos de la Sociedad del Gran Teatro del Liceu hasta el estallido de la Guerra Civil, cuando fue nacionalizado por la Generalitat y no fue hasta 1980, con la muerte del último empresario, Joan Antoni Pàmias, cuando las administraciones catalanas crearon el Consorcio que lo gestiona.
Actualmente lo integran el gobierno catalán, el Ayuntamiento de Barcelona, la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, la Diputación y el Ministerio de Cultura.
En esos fondos históricos se explica que en los años 40 se fijó la estructura de los espectáculos en una temporada de invierno con ópera, una de cuaresma, con conciertos, y una de primavera, con ballet.
Los títulos más programados fueron los italianos, como Aida, Rigoletto, Il barbiere di Siviglia, La traviata, La bohème o Madama Butterfly, mientras que el repertorio francés se redujo a Carmen, Faust, Manon y Samson et Dalila.
En el mundo germánico continuó la primacía absoluta de los títulos wagnerianos, equiparables en programación a los italianos más populares, como Tristan und Isolde, Die Walküre, Lohengrin.
Mozart también se incorporó plenamente al repertorio, especialmente Le nozze di Figaro, seguida de Don Giovanni, Così fan tutte, Die Entführung aus dem Serail i Die Zauberflöte; Strauss se redujo a tres grandes títulos, Der Rosenkavalier, Salome y Elektra.
Un hito singular en la historia artística del Liceu fue la visita del Festival Bayreuth la primavera de 1955, que se materializó en los Festivales Wagner con las innovadores propuestas escénicas de Wieland Wagner.
La tradicional pasión liceísta por las grandes voces encontró en estos años una situación especialmente propicia, ya que pasaron por escena las figuras más importantes de la lírica internacional, lo que contribuyó a estimular la mitificación de los artistas y garantizó la continuidad del Teatro.
Tres sopranos destacaron por su vinculación personal con el Teatro: Victoria de los Ángeles por su debut como condesa en Le nozze di Figaro; Renata Tebaldi, soprano ya consagrada que se convirtió en un ídolo del coliseo y de la ciudad; y Montserrat Caballé, que estuvo presente en la programación durante más de 30 años.
En cuanto a la danza, pasaron compañías como la del Marqués de Cuevas, los Ballets de Montecarlo, Ballet de L’Opéra de Paris, New York City Ballet, la Companyia Igor Moisseiev, Ballet de Teatre Kirov de Leningrad, además de compañías de Sofia, Belgrado, Praga, Brno, el Ballet du Rhin, Òpera Estrasburg, el London Festival Ballet y el Ballet del Théâtre Français de Nancy.
También se consolidó el Ballet Estable del Gran Teatre del Liceu bajo la dirección de Joan Magriñà, cargo que posteriormente asumió Assumpta Aguadé. EFE.