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Ofrecimiento de asilo a Assange muestra los vaivenes políticos de México

 06 enero, 2022

Ciudad de México, 6 ene (EFE).- La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de ofrecer asilo al periodista Julian Assange constituye una muestra más de los vaivenes de la política exterior del mandatario mexicano, según coinciden varios especialistas.

López Obrador recuperó esta semana su agenda de política exterior al abrir la posibilidad de que México reciba a Assange, fundador de Wikileaks, como solicitante de asilo, en un movimiento que recordó al refugio que se le dio al expresidente boliviano Evo Morales en 2019.

“Assange está enfermo y sería una muestra de solidaridad, de fraternidad, el permitirle que recibiera asilo en el país”, apuntó López Obrador en la conferencia de prensa matutina de este martes.

El Gobierno mexicano también reveló el contenido de una carta que López Obrador envió al presidente Donald Trump el 23 de diciembre de 2020, en la que pedía el indulto del periodista australiano.

“E​​n mi opinión, aunque haya actuado de manera equivocada, es una persona movida por ideales y principios, y pienso que por ese hecho debiera ser merecedor de compasión”, señala en la misiva.

Este paso en la política exterior de López Obrador es un nuevo cambio de discurso que suele oscilar entre la “no intervención” ante terceros países y el activismo diplomático que ha llevado a su administración a criticar a la Organización de Estados Americanos (OEA) por su “cercanía” con Estados Unidos o las peticiones a Washington para que acabe con el embargo económico a Cuba.

“Lo que hace es utilizar estas acciones para hacer política interior y, al mismo tiempo, consolidar sus relaciones con otros Gobiernos que comulgan con sus intereses y que ven con simpatía al movimiento que representa, sin importar si son autoritarios”, señaló a Efe Khemvirg Puente, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La opinión de Puente coincide con la de Laura L. Romero, internacionalista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), que subraya que  “el Gobierno tiene un discurso y luego tiene unas acciones que no coinciden con el discurso, porque no se puede no intervenir y al mismo tiempo tomar postura”.

LA DOCTRINA ESTRADA

El concepto de diplomacia de López Obrador se suele sustentar en lo que se conoce como la doctrina Estrada, creada durante los años treinta, y que dicta la no injerencia de México en asuntos de otras naciones.

Este principio está dentro de la Constitución mexicana y muchas veces es utilizado por el actual Gobierno como el aval para abstenerse en decisiones como el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela o en la condena internacional al régimen Daniel Ortega en Nicaragua.

“La doctrina Estrada tiene una contradicción de origen, cuando México recibió refugiados en el siglo XX, como los republicanos españoles o Leon Trotsky… Esa fue una decisión con un perfil ideológico que, válida o no, iba en contra del concepto de no intervención”, criticó Romero.

Parte de las contradicciones de la política exterior que marcaron los 71 años de Gobiernos consecutivos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del que el presidente mexicano fue militante hasta los ochenta, también incluye otras paradojas como la ruptura de relaciones con la España de Francisco Franco y con el Chile de Augusto Pinochet, mientras que se abstuvo en la expulsión de Cuba de la OEA.

Durante el inicio del sexenio de López Obrador, el país empezó a dar esbozos del retorno de la doctrina Estrada pero el discurso fue cambiando conforme se acercó el ecuador de la administración.

DE ABSTENERSE A ACTUAR

El punto de inflexión para muchos analistas internacionales fue el refugio al expresidente Evo Morales en noviembre de 2019.

El cambio se ha intensificado en otros frentes como la crítica a la OEA, la cooperación con Argentina para distribuir vacunas a los países pobres y la invitación al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, al desfile militar por la independencia de México el pasado septiembre.

“Hay vaivenes en la política exterior, pasa mucho como en la frase ‘candil de la calle, oscuridad en su casa’, a Assange se le quiere dar asilo cuando hay una fila interminable de centroamericanos a quienes no se les otorga”, agregó Puente.

Con el ofrecimiento a Assange, el presidente mexicano no solo busca aumentar su influencia en la región como un actor importante, sino que intensifica su mensaje en clave nacional, según coincidieron ambos analistas.

“Al final de cuentas, el principio de no intervención siempre será una carta en la manga de este Gobierno, cuando sea conveniente se volverá a utilizar  y se recordará que es un principio constitucional”, concluyó Romero.

Juan Carlos Espinosa, EFE.