Vivir bajo el mar o en una vieja gruta de lava, una experiencia única
 26 septiembre, 2021
Marbella (Málaga), 26 sep (EFE).- Vivir bajo el mar en un habitáculo cuyo aspecto recuerda a la nave espacial de una película de ciencia ficción o pasar unos días en una gruta generada por lava volcánica en condiciones similares a las de un astronauta en misión a la luna son experiencias al alcance de muy pocos.Solo algunos científicos, como el oceanógrafo francés Fabien Cousteau o el geólogo holandés Marc Heemskerk; y adinerados aventureros, como el director de cine canadiense James Cameron, podrán contar a sus descendientes sus excursiones al fondo del océano o al corazón de la tierra.Si bien llegar más allá de las fronteras naturales del planeta resulta muy atractivo y hacer de ello un producto turístico está en el objetivo de las agencias más exclusivas; se trata de algo que, hoy por hoy, se encuentra lejos del gran público y popularizarlo supone todo un reto.Y del futuro -cada vez más cercano- de estos viajes se ha hablado esta semana en Marbella (Málaga) en un encuentro sobre turismo espacial y subacuático, SUTUS, donde han participado empresas del sector, profesionales y expertos.
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Pero que estos viajes estén lejos de la plebe no significa que sean inaccesibles para todos; así, si se tienen 50.000 euros y tiempo para someterse a una estricta formación, cualquiera podría convertirse en acuanauta y participar en una misión con el nieto del mismo Jacques Cousteau.Entrenar, tener ahorros y estar dispuesto a gastarlos no es lo único que hace falta para acompañar a este explorador en uno de sus viajes; es necesario también estar en buena forma física y preparado mentalmente para vivir en un espacio reducido y sin luz natural.El principal reto del ser humano respecto al mar es la dificultad para acceder y conectar con él debido a sus condiciones extremas, destaca este reputado oceanógrafo, que en su última misión pasó 31 días en las profundidades marinas.
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UNA CÁPSULA PARA VIVIR EN LA LUNA
Este geólogo holandés trabaja en la misión “Chill-ICE: Living on the Moon!” (Frío-Congelado: Vivir en la Luna!) que incluye, entre otros, la construcción de una cápsula para vivir en la luna, que se ha podido ver estos días en Marbella.El habitáculo, pequeño y ligero para que lo puedan transportar personas, se prueba en una vieja gruta de lava en Islandia, donde se dan condiciones similares a las del satélite terráqueo, ha explicado Heemskerk a Efe.De apenas una veintena de metros, se ha hecho más confortable desde la primera misión y ahora cuenta, por ejemplo, con almohadas de aire que facilitan el descanso y calientan, ha detallado el científico, que confirma que hay programada una nueva estancia, más larga y con seis participantes.