El juez accede a escuchar al «Pollo» Carvajal sobre temas de terrorismo
 17 septiembre, 2021
Madrid, 17 sep (EFE).- A lo largo de la historia de la banda terrorista ETA, algunos de sus miembros han dejado una huella especial por su crueldad y el número de asesinatos cometidos. Es el caso de Henri Parot, un asesino en serie, con 39 víctimas mortales y cientos de heridos a sus espaldas.
Parot asesinaba tanto de forma selectiva mediante el tiro en la nuca, caso de la fiscal de la Audiencia Nacional Carmen Tagle, como de manera indiscriminada mediante la colocación de coches bomba.
Él colocó el coche bomba cargado con 250 kilos de explosivo frente a la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza. Atentado que costó la vida a 11 personas y dejo un centenar de heridos.
En aquel cuartel vivía Lucía Ruiz con su familia. Su padre, guardia civil, entró aquella mañana del 11 de diciembre de 1987 en su habitación y preguntó a sus hijas si sabían lo que había ocurrido. Sí, contestaron. “En un primer momento no imaginamos la dimensión de la tragedia, pero no teníamos duda de que fue un bombazo” recuerda Lucía, hoy delegada de la AVT en Aragón.
En aquella masacre, Lucía perdió a las cinco amigas con las que jugaba todos los días en el patio del cuartel. “Fue mi padre quien me lo contó. No me gustaría tener que contar algo así a mis hijos” asegura Lucía. Para esta superviviente del atentado, el recuerdo de los entierros en la Plaza del Pilar y la fila de los féretros en la capilla ardiente son cosas que no puede soportar.
Lucía reconoce que el atentado cambió la forma de ser de sus padres, también de ella. Dice ser una persona que no ahorra, salvo lo básico, porque no se sabe que va a pasar mañana.
Las manifestaciones en favor del autor de la masacre son, para la delegada de la AVT en Aragón, una forma más de humillar a las víctimas. Si el momento político hubiera sido otro, sin el peso de los nacionalistas en el poder, quizás no se hubieran permitido tantas muestra de apoyo a los terroristas de ETA, asegura.