La Bienal de Sao Paulo arroja luz para combatir la «oscuridad» de la pandemia
 04 septiembre, 2021
Sao Paulo, 4 sep (EFE).- Con más de 90 artistas y un millar de obras, la 34ª edición de la Bienal de Sao Paulo abrirá sus puertas este sábado con la misión de «abrazar la ciudad» y arrojar luz pese a la «oscuridad» que ha marcado el mundo en los años de la pandemia.
Bajo el título «Aunque está oscuro, todavía canto», la mayor cita de artes visuales de Latinoamérica se propone a comprender el presente a través de un recorrido histórico por figuras y eventos determinantes del pasado.
Así, para entender el Brasil de Jair Bolsonaro, por ejemplo, la muestra revisita momentos claves de la historia del país, desde los tiempos de la esclavitud hasta la elección del líder ultraderechista en 2018, pasando por el Brasil colonial, la dictadura militar que gobernó entre 1964 y 1985 y la frágil democracia desde entonces.
«Las obras que están aquí también hablan del momento actual. La perspectiva histórica es una de las cosas que más nos interesaba presentar», señaló en una entrevista con Efe el comisario general de la Bienal, Jacopo Crivelli Visconti.
El momento de la elección del título de la 34ª edición de cita, en 2019 y que alude a un verso de 1965 del poeta Thiago de Mello, coincide con la llegada al poder de Bolsonaro y pone en evidencia la fuerte polarización que se adueñó del país a partir de entonces.
Cuestiones como los derechos humanos, la supervivencia de los pueblos indígenas, la conservación o explotación de la Amazonía y las amenazas a la democracia pasaron a ocupar un lugar central en el debate público.
Por eso, la Bienal provoca a los espectadores a entrar en «fricción» con los acontecimientos históricos para que puedan entender el presente de «una forma más compleja, desafiante, instigadora y crítica», según Crivelli Visconti..
La ruptura entre pasado y presente es evidente nada más adentrar el gigantesco pabellón de la exposición, que se extenderá hasta el 5 de diciembre en el parque del Ibirapuera de la capital paulista.
Colgadas en una pared, enormes fotografías de una masa de personas contraponen la toma de posesión del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y la de Bolsonaro y dejan expuestas las similitudes entre las dos caras de Brasil.
En ese sentido, los comisarios explican que el verso que da título a la 34ª Bienal fue escrito en 1965, un año después del golpe militar que sumergiría al país en una dictadura por dos décadas, pero fue elegido debido a las semejanzas que aquel entonces guarda con los días actuales.
«Pese a que se trata de un contexto muy distinto del actual, también hay muchas analogías con lo que estamos viviendo hoy, en un contexto políticamente y socialmente muy denso», recalcó Crivelli Visconti.
Por eso, de acuerdo con Paulo Miyada, otro de los cinco comisarios de la cita, a finales de 2018 el grupo ya preveía que «esta Bienal tendría lugar en un momento conflictivo, como mínimo desafiante».
«Todos convivimos con nuevos incendios, asesinatos, discursos de odios, apagones, acciones de racismo explícito, señales de debilidades constitucionales y, por supuesto, la pandemia de la covid-19», recordó.
Pero la Bienal va más allá de Brasil e igualmente expone las heridas aún abiertas de América Latina, ya sea por las sombras de tanques, armas y escenas bélicas retratadas en las obras de Regina Silveira o por las instalaciones de Carmela Gross, que denuncian los sangrientos regímenes militares que imperaron en el continente.
En su viaje al pasado, los visitantes también podrán explorar la amenazada relación entre hombre y naturaleza en las esculturas de la serie «Growth Rings», del estadounidense Oscar Tuazon, o sumergirse en la cultura indígena con las pinturas de Jaider Esbell, de la etnia Makuxi.
También podrá perfilar las múltiples facetas e identidades de la francesa Claude Cahun, uno de los grandes nombres de la fotografía surrealista mundial, o desvelar el lirismo de los bordados de Joao Candido, líder de la llamada «Rebelión del Látigo» de Brasil contra los malos tratos a marineros negros tras el fin de la esclavitud.
«Los espacios artísticos son uno de los pocos lugares en la sociedad que vivimos donde todavía hay una cierta libertad de expresión», sintetizó a Efe Ruth Estévez, otra de las comisarias.
Añadió que esta edición también recupera objetos que casi fueron destruidos pero «cuyos mensajes siguen importantes», como un meteorito y una piedra amatista que sobrevivieron al incendio que arrasó el Museo Nacional de Río de Janeiro en 2018.
Finalmente, en su propuesta de «abrazar la ciudad», la Bienal se desplegó en el tiempo y espacio y dedicará una serie de eventos y muestras individuales en varios puntos de la ciudad de Sao Paulo a fin de «dialogar con los más variados públicos».
Todo eso, aseguraron sus encargados, tiene un único objetivo: garantizar que las personas y los artistas «sigan cantando» como forma de «resistir a las voces que nos quieren silenciar». EFE
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