Recital de maestro de Diego Urdiales en Colmenar Viejo (Madrid)
 01 septiembre, 2021
Colmenar Viejo (Madrid), 1 sep (EFE).- Diego Urdiales dio hoy un auténtico recital de maestro en Colmenar Viejo (Madrid) donde cortó tres orejas tras una actuación colosal, en la que lo bordó con un gran toro y ofreció también una dimensión de capacidad y poderío con el más áspero de una buena corrida de Zacarías Moreno.
La faena de Urdiales al primero es de las que se deberían poner en las escuelas taurinas para que los que empiezan aprendan lo que es el toreo en su acepción más grandilocuente, porque todo lo que hizo el riojano estuvo presidido por una exquisita pureza, por el clasicismo más absoluto, sin alharaca de ningún tipo y, lo más importante, sin «vender» nada de nada.
Ya de primeras, las doce verónicas -¡doce!- con las que recibió al de Zacarías Moreno fueron cumbres, igual que la media y cinco lapas más en un posterior quite. Sublime toreo de capa.
Pero es que con la muleta rozó la perfección Urdiales por esa manera de enganchar al toro, de embarcarlo y de vaciarlo atrás. Todo muy despacio, muy de verdad y con una hondura extraordinaria. Encajado y muy sentido. Lo mismo a derechas que por naturales.
Y qué decir de los remates, los trincherazos repletos de sabor, al ralentí, los naturales a pies juntos, los desmayados… Qué nivel de torero de Arnedo, que, por si fuera poco, agarró un estoconazo en la misma yema para culminar así la obra perfecta a un toro que, dicho sea de paso, se dejó también una barbaridad.
Las dos orejas fueron de ley -y hasta el rabo si se lo hubieran dado-, lo que ya no tanto fue la vuelta al ruedo al astado, pero nadie se quejó después de lo vivido.
Y lo del cuarto fue una clase magistral de dominio, de cómo meter en el canasto a un toro que salió de chiqueros enterándose, poniendo en aprietos a los de plata en banderillas y que estaba loco por irse a tablas desde el primer muletazo, pero que acabó entregado a la maestría de Urdiales, que volvió a cuajar una faena extraordinaria.
La colocación fue perfecta, como también lo fue la altura en la que se lo hizo todo y la velocidad tan ralentizada que imprimió en todos y cada uno de los muletazos que extrajo. Y otra vez sin demagogias ni «postureo».
Qué recital y qué maestría en todos los órdenes para poner firma a una actuación soberbia por lo bien que toreó y por la capacidad y la dimensión mostrada tanto con el bueno como con el menos claro.
Perera se las vio con un segundo bis que tuvo tanta nobleza como escasa raza. El extremeño anduvo muy templado en una labor que no pasó de la pulcritud.
Igual de templadito estuvo Perera con el buen quinto, al que pegó varios naturales de buena firma, pero el conjunto no acabó de romper por ese empeño de hacerlo todo tan encima y con tanta exigencia, sin dejar que aquello fluyera como debería haber fluido, pues, sin estar mal, pudo haber estado mejor, de ahí que solo cortara una orejita.
El primero de Luque tuvo muchísima calidad pero andaba cogidito con alfileres por su poca fortaleza. Había que pulsearlo muy bien y el sevillano no acertó a encontrar la tecla, por lo que aquello se diluyó entre la desesperación del torero y el enfado de la gente.
En el sexto pudo redimirse, en parte, Luque con un toro muy noble y con un gran pitón izquierdo, y solo fue en parte porque, aunque cuajó un par de tandas extraordinarias por naturales, hubo otros momentos en los que volvió a estar desacertado a la hora de atemperar al animal.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Zacarías Moreno, el segundo como sobrero, de magníficas hechuras. El primero, «Finito» de nombre, número 50, de 580 kilos y nacido en octubre 2016, fue premiado con la vuelta al ruedo. Noblote y bajito de raza el segundo; con mucha calidad el flojo tercero; manso y reservón el cuarto, bueno el quinto; muy noble y con un gran pitón izquierdo el sexto.
Diego Urdiales (tabaco y oro): soberbia estocada (dos orejas); pinchazo, estocada delantera y contraria (oreja tras aviso).
Miguel Ángel Perera (caldero y oro): estocada trasera y caída, y descabello (ovación); estocada perpendicular y desprendida (oreja tras aviso).
Daniel Luque (rosa y oro): estocada (silencio); dos pinchazos y estocada delantera (ovación tras aviso)
En cuadrillas, Javier Ambel saludó en el quinto, al que bregó muy bien Curro Javier. Juan Contreras también se demonteró en el sexto y cabe mencionar también la eficaz lidia de Hugo Saugar al primero.
La plaza registró aproximadamente media entrada sobre el 50% de aforo permitido.
.Por Javier López
(c) Agencia EFE